martes, 13 de noviembre de 2007

Propuesta de Norberto Salerno


Poco se sabe sobre la primer imagen fotográfica, si bien la fotografía es un producto de su época (aparece simultáneamente en diferentes paises entre 1800 y 1840) se le atribuye al francés Joseph Nicéphore Niépce el haber logrado fijar la primer imagen con una cámara oscura. Aunque no hay certeza si la imagen tomada desde la ventana de su estudio en Saint Loup de Varennes es en verdad la primer imagen fotográfica (hay quienes insisten en una naturaleza muerta como anterior) ni la fecha del acontecimiento (1822 o 1826)[1], dicha fotografía ha trascendido como el primer intento certero de obtener una imagen sin la mediación de un sujeto. La técnica utilizada por Niépce era sumamente primitiva, la substancia sensible fue el betún de judea, emulsionado sobre una placa de peltre, que una vez expuesto era “revelado” en aceite de petróleo (que diluía el betún no expuesto a la luz), y formaba una precaria imagen que necesitaba de un tiempo de exposición de ocho horas.

Mucho se dijo sobre el sitio desde donde fue tomada la famosa fotografía y aun no se sabe a ciencia cierta donde estaba el lugar exacto. En 1989 con motivo del 150 aniversario de la invención de la fotografía historiadores franceses buscaron el lugar infructuosamente.
En 1976 el historiador brasileño Boris Kossoy abrió las puertas al revisionismo en la historia de la fotografía, mientras el estado francés le compraba a Daguerre su revolucionario invento, en Río de Janeiro, otro francés, Hercule Florence, producía imágenes con una cámara oscura utilizando papel emulsionado con sales de plata, y utilizando por primera vez la palabra “fotografía”[2]. A la luz de estas investigaciones, y según estudios posteriores surge un dato extraño, que vuelve a vincular el invento de la fotografía con el nuevo continente. Aparentemente Niépce habría vivido algún tiempo en la ciudad de Santa María de los Buenos Aires, en lo que entonces era una colonia española. Según algunas cartas encontradas después de su muerte por su hijo Isidore, la familia del inventor (una familia de la burguesía de provincias pero con sólidos lazos con la monarquía) habría huido de Francia tras la revolución en 1789, escapando del terror jacobino.

Sus padres junto con Joseph y su hermano Claude se habrían exiliado en Buenos Aires hacia 1796, luego de una escala en Cerdeña, retornando a Francia hacia 1812, cuando las luchas por la independencia les recordaran aquello de lo que huían, probablemente el fusilamiento de su compatriota Santiago de Liniers, apresuró su regreso[3]. Se especula que es allí donde Niépce comienza sus experimentos (de ahí la elección de tan primitiva substancia como el betún, que solo se explica por la imposibilidad de encontrar sales de plata en estos parajes), y que la famosa imagen en verdad no fue tomada en territorio francés, sino en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, en un pequeño caserío en donde los Niépce poseían una pequeña chacra; a unos 15km del centro de la ciudad, en los márgenes de lo que entonces era el Camino Real, en una localidad que hoy lleva el nombre de Ciudadela.




Norberto R. Salerno


[1] La placa fue encontrada en 1952 por Helmut Gernsheim y está fechada en 1826, aunque se supone que los experimentos de Niépce comenzaron mucho antes. Ver: Jean Claude Lemagny y André Rouille, “Historia de la fotografía”, ed. Martinez Roca, Barcelona, 1988.
[2] Ver: Kossoy, Boris, "1833: a Descoberta Isolada da Fotografia no Brasil", ed. Duas Cidades, Sao Paulo, 1980.
[3] Hay quienes sindican al padre de Niépce como un representante secreto de la monarquía francesa, quien intentara establecer infructuosas relaciones con el nuevo gobierno de Buenos Aires con la intención de evitar el triunfo de las ideas jacobinas. Ver: Félix Luna, “Historia integral de los argentinos”, ed. Planeta, 1998.

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